El abismo de las aguas Ha venido Posando su oscuridad Sobre mi alma El peso de la angustia Está sobre mí Se siente como mis sueños Se hunden en el cieno profundo Respóndeme, no me dejes Que estoy muriendo Mis ojos desfallecen esperándote Mi garganta enronquece de llamarte Respóndeme, no me dejes Que estoy muriendo A veces mis ojos se oscurecen A veces simplemente No quieren ver más allá De la luz del cielo A veces mis ojos se nublan Y extrañan las miradas De otros ojos A veces mi boca calla tantas vocales, tantos te quiero E se llena de tantas mentiras De tantos amargos reproches De los cuales mi alma se arrepiente A veces mi alma arrepentida descansa en el mar de sangre más divino Y se llena de la blancura de las nubes y del olor de las flores Que unas tardes vacías y grises me recordaron el amor más grande El amor de aquel que cabalga en leones alados Eloi, eloi Lama sabactani! Mis huesos duelen Por el frío de tu ausencia ¡Respóndeme! ¡No me dejes! Que estoy muriendo ¡Apresúrate, ayúdame! No te detengas No quites de mí tu mirada No permitas que el abismo Cierre su boca Sobre mí