Siempre, en algún rincón de nuestra mente, nos ronda la duda Nos preguntamos si lo que hacemos es lo correcto o no Si lo que decimos está bien o si, tal vez, podríamos haberlo dicho de otra manera Y, más profundamente aún, llegamos a cuestionarnos si lo que somos Si nuestra esencia, nuestra manera de sentir, de vivir, de pensar Es en realidad algo correcto ¿Y qué es lo correcto? ¿Quién lo decide? ¿Dónde está escrito? Desde que nacemos, nos enfrentamos a un mundo que nos observa, que nos mide Que nos empuja a encajar en moldes que ni siquiera elegimos Comenzamos siendo una oruga, torpe, incierta, frágil Y con cada caída, con cada decepción, con cada herida Vamos tejiendo poco a poco algo nuevo en nuestro interior De ese esfuerzo por entender, por sobrevivir, por no perdernos, nace una mariposa Una mariposa que no es perfecta, pero sí única Que no es invencible, pero sí valiente Poco a poco, algunos, con palabras o silencios, con juicios o indiferencias Van cortándole las alas a esa mariposa Y lo que era un vuelo lleno de esperanza se va apagando Y sin darnos cuenta, volvemos a sentirnos como esa oruga confundida Encerrada, llena de dudas, deseando simplemente ser aceptada ¿Qué importa realmente? ¿Qué importa si tu piel tiene un color distinto al mío? ¿Qué importancia tiene si votas a un partido diferente, si apoyas a otro equipo de fútbol Si amas de una manera distinta, si prefieres la pizza con piña o sin ella? ¿De verdad esas cosas definen quién merece respeto o amor? ¿De verdad hemos llegado a un punto en el que lo superficial pesa más que lo que hay dentro? Vivimos obsesionados con lo que está bien o está mal, con lo que se espera, con lo que debe ser Pero, ¿y si te dijera que lo correcto no existe? Ni siquiera Dios podría decirnos con certeza absoluta qué es lo correcto Ni el profesor más sabio, ni el juez más justo, ni siquiera la vida misma tiene todas las respuestas Porque cada uno de nosotros vive una verdad diferente, camina por un camino único Arrastra sus propios miedos, sueños y cicatrices Pero yo ya no quiero fingir Estoy cansado Cansado de que esa mariposa tenga que llevar siempre una máscara sonriente cuando por dentro está rota Agotada, deseando simplemente que alguien la vea de verdad Que alguien la escuche sin juzgar Que la deje ser