No habrá sombras en el valle de la muerte Cuando cese de la vida el batallar Y escuchemos del señor el llamamiento Ya llevándonos con el a descansar Sombras, nada de sombras Al dejar el mundo de dolor Sombras, nada de sombras Cuando al cielo llegue vencedor Al dejarnos los que amamos no habrá sombras Si su fe depositaron en Jesús Porque irán para vivir por las edades Con quien quiso redimirlos en la cruz Cuando venga por los suyos no habrá sombras Pues su gloria y majestad las destruirán Y las huestes redimidas con su jefe A las célicas mansiones entraran