Volver de nuevo, las mismas caras, los mismos puños, manos crispadas; volver de nuevo hasta Pisagua. Vuelvo de nuevo, mismo camino, quiere el destino, siga el martirio, vuelvo de nuevo, viejo castigo. Los compañeros en las barracas miran el mar y no ven nada, vuelvo de nuevo de madrugada. Todo en el aire se ha detenido, puedo escuchar hasta el latido del corazón del enemigo. Siempre lo mismo: humillaciones, cartas perdidas en los buzones. Gritemos fuerte: ¡mueran, traidores! Hay que hacer algo, no detenerse, si no, este encierro nos envejece y hasta el más fuerte desaparece.