Hoy no voy a preguntarte cómo dormiste, mi vida, casi sé con quién soñaste entré a tu sueño de espía. El reloj marcó las tres, sentí como que gemías húmeda lengua en tus labios otro sabor compartía. Con un amante de ensueños que te goza cual manzana bella y desnuda te veo, insolente madrugada, sábana, segunda piel, entre tus piernas ardía algo en ese instante tuyo y que yo no merecía. Te juro, gocé el momento cuando llegaste a la cima, el placer de lo soñado te colmó el cuerpo de dicha. Por eso no te pregunto cómo dormiste, mi vida, despertaste como reina hermosa y agradecida.