Es genovés sin arraigo natal, ave presta a anidar donde la suerte lleve a la meta que sólo la muerte podría impedir su logro cabal. Ave presta a anidar donde la suerte le ayudase a colmar sus ambiciones, dejó Génova en pos de otras naciones. Jugando desde niño con la muerte. En busca del Pactolo fue a Sicilia, Malta, Creta, Guinea y otros parajes asaltados en crueles abordajes y soñando en las noches de vigilia con islas de Platón, llenas de humanos gigantescos, seis brazos y tres ojos; satírides de enanos pelirrojos, pies y pezuñas en lugar de manos. Llegó a la Thule nórdica y brumosa donde el hielo empieza y la mar se acaba; el rojo Érik, según vikinga saga, ya volviera de tierra fabulosa.