Cristóbal Colón: Ayer vino a bordo de la nao una almadía con seis mancebos y los mandé detener. Y después envié soldados a una casa y trajeron siete cabezas de mujeres, entre chicas y grandes, y tres niños. Haced que sol y luna, maduración y estío, según les fue ordenado, no sucedan en vano; haced llegar su hora, que se cumpla el destino, venciendo a su enemigo en tiempo señalado. Proteged el maney, que la manzana envidia el níspero de aroma turbador de sentidos; el guayacán fornido, amante de muchachas y el cedro secular, que dicta la palabra. Cristóbal Colón: Capturé a estos hombres, mujeres y niños para que aprendan nuestra habla y regresarlos, salvo que Vuestras Altezas decidiesen llevarlos todos a Castilla o tenerlos en la misma isla cautivos. Porque con cincuenta hombres los tendrá a todos sojuzgados y les hará hacer todo lo que quisiera. Os conjuramos, dioses: proteged a los hombres que son de vuestras tierras; preservadlos en paz y sin enfermedades; no les causéis molestias; os lo suplico, dioses, no los dejéis morir.