Recién cumplidos los treinta que el hombre puede nacer. Yo pregunto a los presentes si alguien puede responder. Se nace a los nueve meses, le contestan los letrados. El que se atrasa un poquito, seguro nace fallado. Pero yo pasé treinta años de mi vida sin saber lo que decían los libros, pues no sabía leer. Por eso grito bien fuerte, nací por segunda vez. El parto ha sido difícil pero he aprendido a leer. Escribo con letra grande cariño para mis hijos, saluda a los compañeros o recuerda a tu marido. Nunca podrán entender cómo el mundo se agiganta al descifrar esas letras se hace un nudo en la garganta. Rojo se pondrá el maldito cuando sepa que en Pisagua un condenado al presidio aprendió a ver bajo el agua.