Brindo por los carrilanos, maquinistas fogoneros, inspectores palanqueros. Con pipeño le hago honor por la máquina a vapor, por el turco que vendía peinetas, mil chucherías, por el coche dormitorio donde pasé mil jolgorios con una vecina mía. ¡Salud! Mi vida, vivan los ferrocarriles, mi vida, locomotora a carbón. ¡Qué lindo es el tren! Mi vida, y el nocturno y el cabrero, mi vida, y el Expreso a Concepción. En la Estación Central me dan boleto, la Rosita con la Berta y la Loreto. Y la Loreto, ay sí, me descarrilan cuando cruzan Los Andes las mendocinas. De Yungay al Barón, no hay más carbón.