(Bolero) Como una muñeca triste de madrugada te vi, con el rímel de tu orgullo parecías tan feliz. No basta con tus encajes ni menos con el champán, cuando se tiene una pena hay que saberla llorar. En esta noche de fiesta yo sé que vas a llorar, vestida con lo prestado y tan lejos de tu hogar. Saliste a buscar fortuna y hoy te mueres en Pigalle sin comprender lo que dice el que te sacó a bailar. Que Dios perdone al culpable, que yo no perdonaré por el daño que te ha hecho ¡pobre muñeca mujer!