La luna le pidió al agua un espejito presta'o para mirarse la cara que se la había lava'o. El agua le dijo "sí, pero debes devolverlo, que ese espejo pertenece a un fabricante de sueños". "Él sólo a mí lo presta porque lo devuelvo entero cuando el viento se descansa y termina con sus juegos". "Toma, lunita lavada, aquí te entrego el espejo, no olvides que pertenece a un fabricante de sueños".