Con rumbo hacia el calvario mi Cristo caminaba Sus fuerzas se agotaban por la pesada cruz La corona de espinas que en su frente llevaba Más sangre derramaba el rostro de Jesús El látigo en su espalda cada vez que caía Sus carnes laceraban y El Salvador seguía Llevando en si la carga que yo la merecía Clavándola en la cruz mi esperanza nacía Su muerte me dio vida su sangre a mí me lava Su muerte me perdona oh cuán grande es su amor No encuentro las palabras para expresar mi Cristo Solo aquí está mi vida a tu disposición La multitud aquella que seguían al maestro Al verle en el madero su ánimo desfalleció Pensaron se acabado la esperanza del pueblo Y muchos se volvieron a seguir en su labor Pero es que lo más grande de este evangelio Está en que mi Cristo murió y resucitó Y hoy vive para siempre y preparando un pueblo Para llevarlo al cielo y estar en su mansión