Una región inmensa aprisionada en mil sueños Igual que un áspero poncho, de un parduzco amarillento En su angustia permanente se acuna en un grito viejo Mientras se afana mostrando las entrañas de su suelo La región de la ventura, el sempiterno desierto Solo con torres erguidas en ansiedad de progreso Un alarido estridente revuelve el polvo reseco Que ansía mostrar las arcas con mil tesoros dispersos ¡Patagonia! ¡Patagonia! Tu voz se convierte en eco Para perderse lejana como una lengua de fuego Cansada de arder tu furia en la hoguera del lamento Cuando quedas en la ausencia adormecida en tus cerros ¿Cuándo llegará la hora? El ahora de tu tiempo Poncho indio de mi patria, tibio, ancho y altanero Sola en tu destino Sur, con ñanduces y chulengos Tienes algo de alegría cuando se agrandan tus pueblos Pero aun con tus raíces no retienes al viajero Que siempre horizonte arriba, deja un adiós sin regresos Tan solo a veces parece dar razones a tu anhelo Si come en el Calafate y escala en el Chenque viejo Va detrás de ese proverbio: Hay afanes terruñeros Porque es ansiedad de muchos ser nacidos en tu seno Nacer en la misma fuente de un pasado tesonero Donde el cántaro se llena en que bebe el mundo entero ¿Cuándo llegará la hora, del ahora, de tu tiempo? Aurora sur del camino, trepanador y pionero Cuando muestras al ocaso las tintas de tus silencios Los ojos corren absortos para robar sus destellos Y, sin embargo, se ignoran, como si fueran misterios Las verdades milenarias de tu pedregal inmenso Patagonia ¡Patagonia! Tal vez en el tiempo nuevo Verás crecer en tus piedras, con el corazón sediento La generación ansiada, el estigma de tus sueños Y en tu coro de paisajes, la razón de tus derechos ¡Me sangra la voz! ME SANGRA, para gritar que te quiero Que eres parte de mis bienes, en mis afanes troveros Yo quisiera haber nacido, igual que espolón guerrero Para sangrarme las venas que me laten en el tiempo Y decirle a los que miran desde un distinto concierto ¿Quieren saber que es la patria? ¡Miren a la Patagonia! Embriáguense con sus cielos Y ensénenle a vuestras voces, el canto de nuestros vientos Y sabrán que hay un destino marcado a fuerza de tiempo Con virtud de poderío, con su historia de granero Para que calmen el hambre los que quedan en silencio Porque es un trozo de patria, que a la faz de nuestro suelo Se levanta presuntuoso, puro, virgen, grande y nuevo ¡Argentina! Patagonia, con mi canto te venero