Cuando en las horas de ansiosa calma Busco en su alma fe y emoción Veo en sus ojos de desconsuelo Los negros velos de su pasión Pensar a solas su mal llorando Triste y pensando en su porvenir La vi mostrando su sacrificio Entre el bullicio del Tabaris Sabe que en todo su pasado La gloria, de su lado Muy pronto se alejó Se ve, en su cara demacrada La huella de una pena Que dice su dolor Ya nadie, al verla, piensa que llora La fe ya perdida de todo su amor Ya nadie sabe que en su ternura Sella la amargura que en sus ojos se vio Todos escuchan, de su abatido pecho El gemido de su aflicción Pero ninguno ve que su llanto Rompe el encanto de su ilusión En vano espera paz y ventura Ya no fulgura su esplendidez Es flor marchita, flor deshojada Que hacia la nada va en su vejez Sabe que ya no es más Trapito La bella que a su hijito Lo amó con ciega fe Todo el destino ha destrozado Su amor, lo más sagrado Su encanto de mujer Como una rama Que arrastra el viento La lleva el tormento Con todo su ser Cuando la miro Pienso el los días Que ha sido alegría En el Salón Doré