Dejó a su novia en Barcelona comiéndose las donas y regalos de civil, minutos antes de la boda compró un disco de moda y un pasaje hacia Brasil. No hubo despedidas eso está bien, sólo que era un buen día para irse y dijo: "Las horas no me van, las horas no me van a esperar, las horas no me van a esperar." Dieciocho mil millas en moto amigo y copiloto guerrillero y buen doctor, lo tuvo todo y lo dio todo esposa, amante, hijos y hasta una revolución. No quiso más despedidas eso está bien Cuando era chico un buen día, caminaba y dijo: "Las horas no me van, las horas no me van a esperar, las horas no me van a esperar." Las horas no me van, las horas no me van, las horas no me van a esperar... Miró a los ojos de su jefe, un niño pijo, avaro, medio raro, acosador, le dio una cita en la Cibeles y con un tenedor crucificó su pantalón. Venganza y despedida, eso está bien, arrodillada un buen día, ya cansada, dijo: "Las horas no me van, las horas no me van a esperar, las horas no me van a esperar. Las horas no me van, las horas no me van a esperar, las horas no me van, las horas no me van a esperar...