El vals de la duna No es vals de fortuna Y a veces la luna Con él Bailando desliza Su blanca marea En mar de valizas Sin fiel. Es una balanza Que pesa su danza Y sube a cambiar De nivel. Quien ama la duna Sin roce y sin prisa, Es suave caricia Su pie. No hay rueda que pueda Ni hierro que muela El polvo nacido Del sol. La duna bien sabe Que en ella no cabe El gesto ruidoso Del riel. Seguro que hubo Un indio que anduvo Dejando en la arena Su piel. Los lobos marinos Que llegan salinos Recuerdan la orilla, El ayer. Presiento que el tiempo, Tan ágil, tan lento, Aprende en la duna A esperar. Que el cielo en el viento Detenga un momento, Reloj sin arena, El vals. De noche el bañado Respira asombrado Sintiendo sirenas De sal. Le cuentan las garzas De plumas tan altas Que son las gaviotas Del mar. La duna se llueve Si el viento la mueve Porque ella no puede Con él. Los ojos de arena Llorando de pena Por huellas que cambian De pie. Valiza que sube Con remo de nube Hacia una laguna De miel, Donde los ombúes En islas azules Dan sombra en el aire Al clavel. El vals de la duna No es vals de fortuna Y a veces la luna Sin él Desnuda desliza Su tierna malicia En mar de valizas Infiel.