Que nadie me venga a decir que ya nadie me ama Cuando el creador de este mundo por mí se entregó Que nadie se atreva a negar su divina existencia Cuando me despierto abrazado por su protección Que solamente Él pudo hacer alguien de un nadie como yo Y me recuerda a lo profundo del mar el perdón que me entrega Y en el eco de mi soledad retumbó su presencia Se quedó cuando no había nadie sentado en mi mesa Y desde entonces no puedo entender cómo viví en su ausencia Que soy producto del azar, eso ya lo he escuchado Que el mundo se terminará y que no sirve mi fe Más nadie me puede quitar lo que Dios me ha entregado Porque, aunque todo se derrumbe, siento paz en mi ser Y nada que construya aquí puede igualarse a Él Y me recuerda a lo profundo del mar el perdón que me entrega Y en el eco de mi soledad retumbó su presencia Se quedó cuando no había nadie sentado en mi mesa Y desde entonces no puedo entender cómo viví en su ausencia Me duele recordar que no había más Que un vacío profundo, que intenté llenar Con tantas mentiras, pues no conocía que eras la verdad Y sé que no merezco tu sanidad Yo te herí primero y me curaste igual Me llamaste hijo, me pusiste nombre Y me diste un lugar Y me recuerda a lo profundo del mar el perdón que me entrega Y en el eco de mi soledad retumbó su presencia Se quedó cuando no había nadie sentado en mi mesa Y desde entonces no puedo entender cómo viví en su ausencia