En las suelas desgastadas La paciencia de tus años Y los puños bien marcados Por las puertas que golpeabas No hubo tempestad que pare La tormenta de tu alma Somos parte de tu sombra De tu llanto que nos llama Sois el fuego que no pueden apagar Sois la vida en la tierra que murió Sois los ojos cuando no nos dejan ver Sois, para que sigamos siendo Mil y una caras monocromas Se desangran en las horas No hay descanso en la ausencia No hubo hostilidad más nuestra Y tu voz Fue más fuerte que el dolor Y tu voz Y tu voz Fue más fuerte que el dolor Y tu voz Sois el fuego que no pueden apagar Sois la vida en la tierra que murió Sois los ojos cuando no nos dejan ver Sois, para que sigamos siendo Sois, para que sigamos siendo Para que sigamos existiendo