Morocho como el barro Era Pizarro, señor del arrabal Entraba en los disturbios Del suburbio Con su frío puñal Su brazo era ligero Al entrevero Y oscura su voz Derecho Como amigo o enemigo Nunca supo de traición Cargado de romances Y de lances La gente lo admiró Quedó pintado Su nombre varón Con luz de Luna y farol Y palpitando En mañanas lejanas Su corazón Decir: Eufemio Pizarro Es dibujar sin querer Cuál el tizón de un cigarro La extraña gloria Con barro de ayer De aquel señor de almacén