Ay, ay, ay Por la noche se oía Ayes que partían Desde un saucedal Ay, ay, ay Ay, ay, ay Y en la nocturna calma Sin cesar un alma Lloró un hondo mal En la gran extensión serrana Donde reina la paz silente Los quejidos de Santa Indiana Repercuten dolientemente Luego un búho constantemente Suelta su funeral graznido Que al oirse dejó oprimido De pesares el corazón Ay, ay, ay Ay, ay, ay Y en la noche serena Parece de quena Su lamentación