El blackout que se derrite Con el sol de la mañana Deja pasar luz fulana Que con ahínco compite Con más luces que al convite Ya van acudiendo en masa Abre sus puertas la casa Y el cielo se arremolina Para entrar en la cocina Cuando el café va a la taza Acaso el término infusión No tenga a bien definirlo Difícil circunscribirlo En otra clasificación A no ser, claro, contención Introspección, acto de fe Soy cultor de la niñez que En crepuscular alquimia Nos llevó a besar la nimia Boca negra del café Y voy por el décimo café Ojalá llueva café Tengo que decirte que esto no Tiene pinta de Una aventura Un castillo en la espesura El tintero se va llenando A medida que van llegando los Pies a la altura De la puerca cordura Lejos queda el ayer Nuestro amor no es un retoño No hay otoños, no hay de qué temer Vení, tomemos un café Anhelo profundamente No se tome por exceso Que atribuya como obseso Casi obstinadamente A ese líquido caliente Cualquier tramo de mi obra Su impertérrita zozobra Las subastas a oscuras Serían solo aguas seguras Si no mediara esta robra Y voy por el décimo café Y ojalá llueva café Tengo que decirte que esto no Tiene pinta de Una aventura Un castillo en la espesura El tintero se va llenando A medida que van llegando los Pies a la altura De la puerca cordura Lejos queda el ayer Nuestro amor no es un retoño No hay otoños, no hay de qué temer Vení, tomemos un café