Subíamos juntos al cielo del barrio Esa vieja azotea con olor a recuerdos Donde el viento tejía palabras sagradas Y el Sol se rendía, cansado, en tus gestos Tus manos temblaban, pero tu voz era firme Hablabas del tiempo como si fuera un juego Y yo, niño de ojos aún sin cicatrices Grababa tu risa en mi pecho de fuego Cuando me vaya, dijiste una tarde Búscame siempre donde muere la luz Estaré en el rojo, en la brisa que arde En los últimos rayos que bajan en cruz Creí que bromeabas con tono de abuelo Pero el silencio llegó sin anunciar Y el mundo se achicó tras tu partida Como un cuarto sin Sol, sin a quién llamar Desde entonces, al borde del cielo Espero el crepúsculo en soledad Cada sombra es un eco de tus consejos Cada nube, un suspiro que quiere hablar Y aunque ya no estés, yo aún te veo Cuando el Sol se cae al mar Porque cumpliste tu promesa, viejo Vuelves Al atardecer Y te vas He crecido, ya no soy el de antes Pero aún cargo tus cuentos, tus gestos Y cuando la vida me golpea distante Tu memoria me abraza sin pretextos A veces te hablo, lo sabes, lo siento Aunque nadie me crea si lo contara Hay amores que rompen el tiempo Y el tuyo, nunca se separa Desde entonces, al borde del cielo Te espero con lágrimas y café Cada tarde se vuelve consuelo Cada rojo me dice, aquí estaré Y aunque ya no estés, yo aún te veo Cuando el Sol se cae al mar Porque cumpliste tu promesa, viejo Vuelves Al atardecer