Don José el cura Dijo entonces que cada cual tenía un camino marcado en la vida Y que se podía renegar de ese camino por ambición y sensualidad Seguramente en la ciudad se pierde mucho el tiempo Pensaba el Mochuelo y, a fin de cuentas Habrá quien al cabo de catorce años No acierte a distinguir un rendajo de un jilguero O una boñiga de un cagajón