Y tuvo que predecir: no hay malos vientos, no hay más que ilusión en este tiempo, que maduró pronto. Y tuvo que andar de a pie por calles rotas sin fuego, ni sol, en esta vida que maduró pronto. Corriéndose del destino, a sus ganas destilándose; batallas perdidas, que no quieres ver ganándote. Y es tu vida, que te encontraba; piedras heridas que acobardaban; es la ironía que más buscabas tu sola verdad. Y era el silencio que se escuchaba cuando las venas se acomodaban, sombra implacable que recalaba pidiendo pasar. Los nuevos guiños engañarán... si no estoy con vos...