Contratan dos pistoleros que de Acapulco vinieron A darle muerte a Macario el del rancho ganadero Cuando llegaron al rancho como no los conocía Señora somos agentes, agentes de policía Les contestó la señora: Mi esposo se acaba de ir Pasen pa' dentro señores ya no tardara en venir Cuando pasaron adentro se quitaron sus sombreros Demostrando a la señora que eran unos caballeros Luego que lo ven venir uno al otro se sonrió El dinero está en la bolsa ese tigre ya cayó Pero nunca se fijaron en tan humilde señora Por la espalda les dio muerte con una ametralladora Decía don Macario Leyva: Venga mi esposa querida Si no ha su valor estos me quitan la vida Y así terminó la historia de allá del rancho Las Alas Se acabaron dos pistolas de esas que matan por paga