(Zamba) Hoy tu recuerdo lastima mi piel de ausencia estremecida; porque en ella me vuelve a crecer la ternura de la vida. Voy muriendo cada amanecer, sin tu boca entre la mía. ¿Dónde se va la adorada pasión, en que se consumían nuestros cuerpos, sedientos de sol, cuando el alba florecía? Nunca más volverá la ilusión, que nos encantó los días. Río nocturno del sueño: tu sangre junto a la mía. Con el sabor de la sal interior, las lágrimas serán gotas de mar y el alma, golondrina, que en el tiempo cereal del amor vuelve. Voy preguntando a la noche por vos y lloran las estrellas; porque saben que, buscándonos, vagaremos por la tierra: vagabundos del sueño los dos en la oscuridad eterna. Todo el amor, que nos queda por dar, derraman nuestras venas. Horizontes de risas vendrán desde el fondo de la ausencia, si rompemos esta soledad, que hasta el alma nos entierra.