Rosalinda, divina mujer hermosa Que perfumas como aroma de jazmín El color de tus mejillas es de rosa Y en tu boca brillan perlas al reír Tus ojos son dos estrellas que iluminan Con destellos y dulcísimo fulgor Tus ojitos en mi mente dan la vida Y al mirarlos me enloquecen de pasión Quiéreme, mujer, bésame, por Dios Ámame al menos un instante Mírame otra vez, que tus ojos Son mágicos encantos de un Edén No me digas no, déjame soñar Un solo momento en tu querer Aunque después tenga que olvidar Esa breve dicha que soñé Tantos años de soñar con tu hermosura Añorando por un rato ser feliz Tantos años de esconder esa ternura Que en mi mente solo guardo para ti Si mi vida me la pides por un beso Yo la vida te la doy sin basilar Un instante de dulcísimo embeleso Yo paseaba por toda la eternidad Quiéreme, mujer, bésame, por Dios Ámame al menos un instante Mírame otra vez, que tus ojos Son mágicos encantos de un Edén No me digas no, déjame soñar Un solo momento en tu querer Aunque después tenga que olvidar Esa breve dicha que soñé Llévale esta carta a Esther Dice vivo agradecido del tiempo Que me ha querido, también la supe querer Si su amor me abandonó, ¿por qué no lo entiendo yo? Si sus brazos no me esperan, no voy a llorarla yo Por fortuna sé perder, ganaré cuando se pueda Esto es lo que voy a hacer Me ha lastimado su amor a mí Me quedó el dolor Ahora buscaré el consuelo en los brazos de otro amor Buena suerte, gran amor Para mí fue lo que fuiste Hoy sé que no me quisiste No hay reproche, no hay rencor Quiero que seas muy feliz, te deseo de corazón Guardaré yo la experiencia Hasta nunca, gran amor Cielo azul, cielo nublado Cielo de mi pensamiento Quisiera estar a tu lado para vivir más contento Un pintor pintó una rosa con una flor de alelí Pero no hay pintor que pinte los ojos de mi María Los ojos de mi María Soy el hombre más dichoso cuando ya estoy a tu lado Hasta el sueño se me quita aunque esté bien desvelado Un pintor pintó una rosa y en medio dos clavelitos Pero no hay pintor que pinte lo negro de tus ojitos Lo negro de tus ojitos