Deolinda correa hasta el silencio te nombra Hasta las piedras suspiran Si hasta la noche te mira con cara de adormecida Tal vez, me envuelva tu manto Tal vez no tenga un desvelo Porque el río de mi sueño viene cansado llorando El viento, el viento te está nombrando en tu norte con su cuna Al sur y a sus blancos hielos Allá en san Juan que a ese suelo no marca en los horizontes Ni en caminos ni en senderos Crisol, crisol que sos de mi pueblo Candil, candil colgado del cielo que reflejas estrellada un mechero de consuelo Que alumbraras a tus hijos más allá de los silencios El silencio de tu muerte abrió un callejón de penas en medio de aquel desierto Deolinda Correa madre de todas las madres, madre, difunta correa Tu nombre se va creciendo Cuando me aleja el dolor Noble santa de mi pueblo Sobre mi tierra de amor Se fue tu sombra al pasado Pero siempre ha de volver Trayéndome la esperanza Cabalgando en tu querer Promesante del camino Siervos de la tradición Van buscando tu milagro Consuelo al caminador Oh, mi difunta correa Ayúdame a caminar Tu nombre me da la vida Pa que yo pueda cantar Qué misterio amamantabas Al niño para vivir Se anidó en tus pechos muertos La sangre de tu sentir Me gusta sentir tu nombre Tal vez yo pueda tener Un consuelo que pedirte Un milagro por nacer El campo vive en tu nombre Y en las quebradas también Y en la fe de los paisanos Tu imagen se suele ver Oh, mi difunta correa Ayúdame a caminar Tu nombre me da la vida Pa' que yo pueda cantar