La tierra abierta, hermano La de los vientos dulces La del refugio amable al perseguido La de la sombra fresca Acogedora de todas las palabras La que dijo a sus hijos Que era puro horizonte La armonía de un mundo de praderas De un luminoso día Esa se ha muerto de todas la palabras La que trajo emigrantes De todos los rincones Para darles la tierra prometida Y nosotros, los hijos La entregamos dormida La mesa está servida Repiten cada día Mostrándole a los otros la sonrisa Nosotros la servimos En bandeja de plata Y ahora, ¿qué? Y ahora, con proyectos De veranos ardientes Con yodo y con salitre de las playas La mesa está servida Y no es para nosotros Y ahora, ¿qué? Oh, juventud, despierta No escuches las sirenas Las sombras malas Que a dormir te invitan La mesa está vacía Y es tuya la conquista