Sí, te puedo golpear hasta que te desmayes y luego un poco más. Te puedo arrastrar del pelo hasta la calle y tú puedes gritar. Y me puedes suplicar y rezar para que pare, pero la verdad no creo que esta sea tu tarde. Como lo podría explicar, a veces sale mal, a veces. Sí, cuchillas de afeitar clavadas en tu carne, te puedo torturar. Me sentaré a mirar hasta que te desangres y tú puedes gritar. Y yo te podré sacar del lugar en el que estamos y las lágrimas que ya no sirven para nada. Como lo podría explicar a veces sale mal, a veces sale mal. Y no querrás haber venido, y no querrás haberme conocido, jamás.