Era un gato muy siamés, le llamaban bala Urbanita, vago y cortés. Y un collar de gala Un buen día le dio por andar Se largó de su barrio y tardó un año en regresar Tenía el gato novia formal, una angora blanca Le pidió un abrazo y perdón. Estaba tan airada Hijo de chucho pequinés, dime dónde has estado Me tenías aquí a tus pies Estuve en Londres, Buenos Aires, México Me bañé en el Sena, y sí, vuelvo con la conclusión En todos esos cielos brilla igual nuestra Luna llena Y tú sigues siendo la mejor Hasta que no cambies, lo nuestro será ciencia ficción Hasta que no cambies, no dejaré que pases, hoy no Deja de mirarme, no sé cómo lo haces, por Dios Pero te mueves bien, lo voy a reconocer En amplias avenidas busqué tu felina sombra Creía verte en cada arcén o dentro de furgonas Bala dijo: Ya está bien, ¡basta ya de arañazos! Sigo estando aquí a tus pies En Londres, Buenos Aires, México Cada pena y aflicción pueden curarse bailando Tango, una ranchera o un charlestón, todo se olvida bailando Es como volver a nacer Hasta que no cambies, lo nuestro será ciencia ficción Hasta que no cambies, no dejaré que pases, hoy no Deja de mirarme, no sé cómo lo haces, por Dios Pero te mueves bien, lo voy a reconocer Allí en medio de un tejado En un cortejo hasta el amanecer, la volteó del revés Y una raspa de pescado fue el teclado del señor ciempiés Ella ha caído otra vez Da igual que no cambies, estamos destinados, tú y yo Da igual que no cambies, estamos condenados, tú y yo