En un rincón del frío salón, se esconde una niña sin voz
Los cuadros la miran, la juzgan también, por no ser un reflejo de ayer

Sus manos temblaban al despertar, sabía que allí no era igual
Su madre lloraba, su padre calló y el silencio gritaba: No eres como yo

Y la casa qué no me quiso
Cerró sus puertas con cerrojos de odio
Me llamaron rareza, pecado, castigo, solo por ser como soy

Quise volar por encima del ruido, pero cortaron mis alas de hilo y aun escucho sus voces detrás del olvido
Llamándome error

Le hablaba a la Luna en la oscuridad, su única amiga, su única paz
Soñaba con ser lo que nunca le dieron un nombre sin peso, un alma en su tiempo

Y en cada rincón de su antigua prisión, guardaba pedazos de su corazón
Que rompieron con miedo, burla y con hielo por no ser muñeca de piel de papel

Y la casa qué no me quiso
Me arrojó como sombra en el piso
Me taparon los ojos, me hundieron el grito por no saber rezar su guión

Corrí con los pies sangrando el camino y aún me persiguen sus ecos malditos
Pero juro que un día me verán distinto

La niña creció

Ahora son fuego bajo su cama, soy la voz que ya no calla
El retrato que quemaron, vuelve en cada madrugada

Y la casa qué no me quiso, ya no existe, se la tragó el abismo

Yo encontré mi reflejo en el río, sin miedo al castigo y si ser diferente fue mi destino
Prefiero vivir que morir en su mito

La niña rechazada
Hoy cata su himno
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