Aquella noche prendía el aire como un desgarro, aquel "tablao" se encendía con tan sólo tú mirarlo. Cerró una ovación de flores encarnadas y bermejas, y hasta joyas arrojaban mientras brindaban desde una mesa como quien sin tener nada entre jaleos su aliento deja. Y el sol se hundía en su letargo y la noche despertaba, yo era un chiquillo y sin embargo mi corazón retumbaba cuando Bambino cantaba la rumba del sabor amargo. Si pudiera convertirse en un regalo el amor escogería la forma de una joya o de una flor. No busques nada más bello, no existe, no tengas duda, pues las cosas más hermosas son para siempre o apenas duran, pues las cosas más hermosas son para siempre o apenas duran. Y el sol se hundía en su letargo y la noche despertaba, yo era un chiquillo y sin embargo mi corazón retumbaba cuando Bambino cantaba la rumba del sabor amargo. Y aquella noche, que el duende lo invocó un ángel gitano, se hizo cielo el infierno y al tocar por arrebato lo efímero con lo eterno entre palmas se rozaron. Y el sol se hundía en su letargo y la noche despertaba, yo era un chiquillo y sin embargo mi corazón retumbaba cuando Bambino cantaba la rumba del sabor amargo. De tan a gusto que bebo, de tanto apurar el vaso, de tan a gusto que bebo, de dar los tragos tan largos, termino bebiendo el poso y se me queda un sabor amargo.