Hijo mío, quiero hoy hablar contigo Porque he visto tu lamento tu dolor Dices, señor no voy a soportar pues la carga es tan grande y estoy casi por desanimar Hijo escucha voy a contarte mi historia Yo dejé mi trono de gloria y morir por ti Allá en las calles principales de Jerusalén a cada paso que yo daba las huellas de mi sangre quedaba también Una corona de espina me colocaron y con clavos puntiagudos en una cruz me clavaron Una lanza afilada me traspasó y en esa hora de agonía hasta mi padre me desamparó En esa hora mis amigos me abandonaron Hasta Pedro por tres veces me negó Lázaro, el amigo que resucité, lo busqué entre la gente y tampoco lo encontré Todo eso lo pasé por amarte Para que hoy yo te pudieras entender Tus problemas yo los puedo resolver Cree solamente y la repuesta la enviaré Si estás enfermo yo soy tu sanador Si estás cansado y cargado yo te haré descansar Si yo vencí, tú también vencerás Soy Jesucristo, el único que te puede ayudar Si yo vencí, tú también vencerás Soy Jesucristo, el verdadero hijo de Dios