Convictos de la horca no ejecutados viven como Dios en su reinado. Llevan el estigma en sus modales, víctimas futuras de sus propios males. Alguien me dirá quienes son ellos, los distinguirán por la marca en su cuello. Como sombra de ti mismo persiguiendo a tu suerte, como el sueño que tuviste sentirás que has vencido. Dales su ración de violencia chúpale la sangre de de de sus venas. Acecha sus casas roba sus bienes, o te olvidarán hasta la muerte. Somos los verdugos de la historia. Somos los cuchillos en su memoria. Como un zombie en su vida ignorando la mentira, náufrago de mares secos sólo el odio me da vida.