Niña preñada de adobe Que lleva en la boca rumores del monte De tanta lluvia que espera Sus ojos se vuelven sal Viene de soles y espinas Castillos de ancoches bordando represas Y los macabros desmontes Desangran su corazón Ave, mujer de la greda Gritando en silencio de tantos calores En una siesta rojiza La sombra se le extravió Salve, mujer caminante Mistoles y pumas te cuidan la senda Madre de todas las lluvias Regáme con tu color Hambre, plegarias y lunas Repican al grito de viejos colcoles Y en novenarios de arena Te rezan cantos de amor Vives y mueres sedienta En pájaros ciegos que migran al ocre Hondos y arcanos senderos Amainan tu soledad Arden guitarras sedientas Velando tu noche de mil chacareras Y han de beber tu secreto De las vertientes del sol Salve, mujer caminante Mistoles y pumas te cuidan la senda Madre de todas las lluvias Regáme com tu color