Levántate conmigo. Nadie quisiera como yo quedarse sobre la almohada en que tus párpados quieren cerrar el mundo para mí. Allí también quisiera dejar dormir mi sangre rodeando tu dulzura. Pero levántate, tú, levántate, pero conmigo levántate y salgamos reunidos a luchar cuerpo a cuerpo contra la telaraña del malvado y el sistema que reparte el hambre, contra la mentira. Vamos, y tú, mi estrella, junto a mí, recién nacida de mi arcilla, habrás hallado el manantial que ocultas y en medio del fuego tú estarás junto a mí, con tus ojos bravíos, alzando mi bandera.