Cuando el gusto del gran público Determina el valor de un producto Cultural, es inevitable que, en muchísimos Casos, escritores, pensadores y artistas Mediocres o nulos, pero vistosos y Pirotécnicos, diestros en la publicidad y La autopromoción o que halagan con Destreza los peores instintos del público Alcancen altísimas cotas de popularidad Y le parezcan, a la inculta mayoría, los mejores Y sus obras sean las más cotizadas y divulgadas Porque es el público los que cotizan al artista Ya que el artista sin público no puede exhibir Su obra