Me has hablado mal de todas mis amigas,
sobrevalorando el contenido de tus ligas.
Quieres que te adore y yo te adoro, no hay problema,
pero dame algo a cambio, no me seas mema.
Quieres que dependa simplemente de tu raja
pero yo me olvido de ella en cuanto me hago cuatro pajas.
Lejos queda el día en que pudiste darme caza.
Tu recuerdo se reduce a mis sentadas en la taza.

Y si hay algo en ti que realmente me asombre
es lo retorcidos que te crees que son los hombres.
Si es que ni siquiera te complace estar conmigo,
solamente quieres que no esté con otro higo.
Tu flagrante incompetencia al asumir las consecuencias
de tus torpes indecencias me produce repelencia.
Ahueca con urgencia, viviré sin tus turgencias,
agotaste mi paciencia, aborrezco tu presencia.
Me pusiste un pedestal, muchas gracias, no lo quiero, huele mal.
Te ofrecí mi corazón, pobrecita, ¡qué terrible decepción!
Nunca quise guerrear y eso tú no lo pudiste soportar,
así que vete al peo, a una distancia prudencial.