Los sostenidos y bemoles son accidentes musicales, símbolos que modifican la altura de una nota en semitonos: el sostenido sube medio tono y el bemol baja medio tono.
Entender cómo se usan estos accidentes es fundamental para conocer otros temas de la teoría musical, como la formación de escalas, acordes y campos armónicos. ¿Nos acompañas?
Aprende qué son los sostenidos y bemoles
El sostenido y el bemol son los llamados accidentes musicales y tienen una función directa sobre la altura de las notas.
El signo de sostenido (♯) eleva la nota escrita en un semitono; el bemol (♭) la baja un semitono.
Estos símbolos aparecen tanto delante de notas aisladas como en la armadura de clave. Su uso, por lo general, obedece a las reglas de la armonía y al contexto tonal.
Además de estas formas simples, también existen los accidentes dobles: el doble sostenido (✕ o ♯♯ en notaciones menos formales) eleva la nota un tono entero; y el doble bemol (♭♭) la baja un tono entero.
Diferencia entre sostenido y bemol
La diferencia práctica es directa: el sostenido altera la altura de la nota en un semitono ascendente, mientras que el bemol la disminuye en un semitono.
En términos teóricos y de escritura, la elección entre escribir una nota como sostenido o como bemol depende de la función armónica y de la escala.
Esto se debe a que el mismo sonido físico puede nombrarse de distintas maneras (enarmonía), como Sol♯ y La♭.
La notación ideal preserva la lógica de los grados e intervalos de la escala en la que se está trabajando.
Cómo aparecen en la partitura
Existen dos formas principales de encontrar sostenidos y bemoles en las partituras: accidentes puntuales o en la armadura de clave.
Los accidentes puntuales son símbolos colocados a la izquierda de una nota específica en el pentagrama.
Un accidente altera todas las apariciones de esa nota en la misma octava hasta el final del compás. Si se desea la misma alteración después de la barra de compás, el símbolo debe repetirse.
La armadura de clave, en cambio, es un conjunto fijo de accidentes indicado justo después de la clave, que define qué notas de la tonalidad estarán alteradas a lo largo de toda la pieza (o hasta que aparezca una nueva armadura). Por ejemplo, Re mayor tiene Fa♯ y Do♯ en la armadura; Si♭ mayor tiene Si♭ y Mi♭.
Es importante notar que el accidente que aparece en la armadura se aplica a todas las octavas, no solo a aquella en la que está escrito.
Cuando la notación pide una alteración adicional sobre una nota ya afectada por la armadura, se usa el doble correspondiente. Por ejemplo, ♭♭ para bajar un sonido que ya está escrito con ♭ en la armadura.
Cuándo usar sostenido y bemol
La elección entre escribir una nota como sostenido o como bemol obedece al contexto tonal y armónico.
En una escala o acorde, se utiliza el nombre que preserva la secuencia natural de grados e intervalos.
Por ejemplo, en Mi mayor suele escribirse Sol♯ en lugar de La♭, porque Sol♯ cumple la función de tercera mayor de la escala.
En progresiones armónicas y voicings, el nombre de la nota debe facilitar la lectura y mostrar su función (quinta, tercera, sensible, etc.).
En pasajes escalares cromáticos o en músicas sin tonalidad definida, existe una convención práctica.
Al subir se tiende a usar sostenidos. Al bajar, bemoles, aunque esto puede variar según la edición o la preferencia del arreglista.
Así, la notación musical busca claridad teórica y funcional, no solo representar la altura sonora.
La función del becuadro
El becuadro (♮) tiene la función de anular los efectos de los accidentes. Cancela un sostenido o bemol que esté activo por la armadura o por un accidente dentro del compás.
Su efecto también dura hasta el final del compás (o hasta que otro accidente lo sustituya).
En las partituras, el becuadro es esencial para indicar que una nota vuelve a su altura natural sin necesidad de modificar la armadura global.
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Traducido y adaptado por Amana Dias Colares.
