Desde el antiguo Japón
Con un balón hacia el cielo
Una leyenda nació de un sueño
La casta de un niño, fiel al anhelo
Con apenas un año, casi pierde su vida
Pero el balón fue escudo frente a la embestida
Desde entonces, su alma quedó marcada
Con un esférico al pie y la meta trazada
Llegó a Nankatsu, barrio de pasión
Donde el fútbol era grito, lucha y corazón
Allí conoció a Genzo, firme en la portería
El muro invencible, símbolo de valentía
Taro Misaki, su socio de magia real
Dibujaba poesía en la cancha local
Con tiros que rompían toda lógica
Nacía el efecto: Técnica exótica
Tsubasa, alma de campeón
Corazón de niño, leyenda en acción
Del patio al cielo, la historia es real
El sueño japonés, rozando lo inmortal
Brilló en torneos, voló sin cadenas
Rumbo a Brasil, donde sobran las penas
Con Roberto aprendió más que táctica
Fue samurái del jogo com alma mágica
Allí enfrentó a Santana, el vacío total
Un rival sin sonrisa, letal y frontal
Entre favelas, sudor y fervor
Su fútbol ardía con fuego interior
Volvió a Japón con mirada letal
Vestido de azul, con espíritu leal
Junto a Hyuga, tigre de la tempestad
Hicieron del sol su muro ancestral
Tsubasa, alma de campeón
Jugó con heridas, jugó con dolor
Ni el miedo, ni el golpe, ni el límite final
Pudieron romper su destino inmortal
En el Mundial, fue bandera en el viento
Japón rugió fuerte, rozó el firmamento
Europa y América vieron su hazaña
Con visión de maestro, y magia que engaña
Luego en España, llegó su mayor reto
El Barça lo llama, el sueño completo
Enfrentó a Rivaul, natureza y ley
Pero el diez brilló más que el mismísimo rey
Y Patty, su amor, firme tras la jugada
Lo abrazaba en silencio tras cada jornada
Hoy con su hijo, al borde del sofá
Tsubasa aún sueña, con volver a jugar
Del barrio a la gloria, del polvo al edén
El fútbol fue todo, y él lo sabe bien
Con Hyuga, con Taro, con el muro en la red
Japón va adelante, con el diez en la piel
Tsubasa, alma de campeón
Vive por el fútbol, late su corazón
De Nankatsu al cielo, la historia es verdad
El sueño de un niño, venciendo la eternidad
Tsubasa, oh, tsubasa