En el frío y viejo bosque hay sombras nuevas
Una colina de Sol, ojos cansados, manos sin huellas
Hay un ángel que canta sobre lunas y condenas
Sobre melancolías, entre abismos y desgarros, cantos que envenenan
Y se ha cortado las alas un imperio del miedo que no perdona ni al cielo
Es que la suerte está echada en canciones sin sueños
En un anciano café, hay formas nuevas
Despoblado de luz, débil silueta en una fría primavera
Una joven cigarra declama algunos versos
Entre su mundo algo adverso de pesimistas guitarras, del temor a perdernos
Nada tiene sentido, la esperanza murió en ese duelo perdido
En membranzas gastadas
La ilusión se hizo vieja, solo se oye un disparo como una moraleja
Sobre un ángel sin alas y una terca cigarra
Aquel ángel fugitivo se detuvo en una playa
Le recuerda alguna orilla, alguna vieja canción de mañanas sin heridas
Alguien dijo que el nacer es un viento afortunado
Yo elijo correr, huir de tiempos apurados, dejar la vida y la piel
Tú eras todo mi mundo del que nada soy dueño, como un ser vagabundo
De canciones cansadas
La ilusión se hizo vieja, solo se oye un disparo como una moraleja
Sobre luces gastadas
Sobre extrañas madejas
Que nos atan los pies / apostándole al miedo / siempre a un nuevo dolor
Algún canto vencido /a este juego fallido / sobre un nuevo temblor
Que nos ata los pies / que nos corta las alas / que te encoge la vida
A ese oscuro café de ilusiones perdidas
Que nos ata los pies... Siempre a un nuevo temblor... ¡Nada tiene sentido!
¡Es un juego perdido, perdido, perdido!