Se escuchaban ladridos de perros a la una de la madrugada
Y a lo lejos se escuchaba el trote de un caballo que al rancho llegaba
Era un hombre de malas entrañas que la muerte con el cabalgaba
Llegó el hombre tocando la puerta a una casa de facha humildita
Enseguida aparece un viejito muy sonriente y amable carita
Buenas noches, señor caminante, qué motivo lo trae de visita
No es visita, contesta aquel hombre: Vengo hambriento al igual que un mendigo
Solo quiero pedir unas gordas, luego voy a seguir mi camino
Lo que no imaginaba el viejito que a su casa metía un asesino
Muy amable contesta el viejito
Pasé amigo para que descanse, pobremente está usted en su casa con confianza señor caminante
Si usted gusta quedarse esta noche ya mañana le sigue adelante
El viejito tenía una chamaca que a esa hora se hallaba dormida
Con cariño y amor la despierta para que preparara comida
Para aquel asesino sin alma que les vino acabar con la vida
Pobremente, comió hasta llenarse sin dejar de mirar la muchacha
De repente sacó la pistola y de un tiro al viejito lo mata
Con instinto animal el sujeto varias veces violó la chamaca
Al mirar al viejito sin vida la chamaca muy triste lloraba
Al mirar que quedaba solita en el pecho se clava una daga
La chamaca prefirió la muerte antes que mirarse mancillada
Por ahí dicen que aquel asesino otro día lo encontraron ahorcado
Muchos le echan la culpa al fantasma del viejito que había asesinado
O tal vez la conciencia del hombre, el misterio no ha sido aclarado