Te oí decir: Adiós, adiós
Cerré los ojos y oculté el dolor
Sentí tus pasos cruzando la tarde
Y no te atajaron mis manos cobardes
Mi corazón lloró de amor
Y en el silencio resonó tu voz
Tu voz querida, lejana y perdida
Tu voz que era mía
Tu pálida voz
En las noches desoladas, que sacude el viento
Brillan las estrellas frías del remordimiento
Y me engaño que habrás de volver otra vez
Desafiando el olvido y el tiempo
Siento que tus pasos vuelven por la senda mía
Oigo que me nombras llena de mortal fatiga
Para qué si ya sé que es inútil mi afán
Nunca
Nunca
Vendrás
Te vi partir, dijiste adiós
Temblé de angustia y oculté el dolor
Después, pensando que no volverías
Traté de alcanzarte y ya no eras mía
Mi corazón sangró de amor
Y en el recuerdo resonó tu voz
Tu voz querida, lejana y perdida
Tu voz aterida, tu pálida voz
En las noches desoladas, que sacude el viento
Brillan las estrellas frías del remordimiento
Y me engaño pensando que habrás de volver
Desafiando el olvido y el tiempo
Siento que tus pasos vuelven por la senda amiga
Oigo que me nombras llena de mortal fatiga
Para qué si yo sé que es inútil mi afán
Nunca
Nunca
Vendrás