[Intro] G  D  Em  C
        G  D  Em  C

[Primera Parte]

  G         D
Hoy miraba Señor tus heridas
    Em             C
Y el dolor que abarcaba esa cruz
    G         D
Con tus manos muy bien extendidas
   Em           C
Abrazabas toda multitud

  G          D
Hoy miraba Señor al soldado
    Em           C
Perforando con lanzas tus pies
    G          D
Y esos clavos muy bien sujetados
   Em             C
Sostenían con odio tus pies

[Estribillo]

   G              D
Dime Rey, por qué estás tan callado
   Em             C
Te latigaron con tanto furor
   G              D
Dime Rey, por qué escondes el llanto
   Em            C
Y perdonas aquel quien te mató

   G            D
Dime Rey, por qué es tan necesario
    Em                 C
Morir así, de esta forma tan cruel
   G          D
Dime Rey, cómo puedo ayudarte
  Em              C
A soportar el dolor que tenés

[Segunda Parte]

   G             D
Hijo mío, esa cruz tenebrosa
 Em                C
Me dolió y hasta sangre sudé
  G            D
Por amor a esas vidas perdidas
   Em          C
Toda aquella maldad soporté

   G            D
Mi mensaje de amor y justicia
   Em              C
Salvaría a toda la humanidad
  G         D
Pero más me dolió todavía
    Em           C
Que no a todos les pudo llegar

[Tercera Parte]

  G            D
Hoy miraba, hijo mío, esos niños
  Em                  C
Morir así, de esa forma tan cruel
  G          D
Hoy miraba toda la pobreza
      Em              C
Sufriendo frío, con hambre y con sed

    G          D
Y esos jóvenes tan lastimados
   Em             C
Equivocados, pecando otra vez
  G            D
Me recuerdan aquel Viernes Santo
   Em             C
Y ese dolor se repite otra vez

[Puente]

 Em               C
Anímate, que tú estás conmigo
  G            D
A expandir ese amor de tu fe
   Em             C
Hijo mío, ese fuego perdido
   G            D
Tú lo puedes volver a encender

[Final]

 Em        C
Misiona, transforma
   G          D
Esas almas que no pude entrar
 Em        C
Misiona, transforma
 G           D
Corazones sedientos de paz