Las llagas que en Jesús fueron abiertas
Producto del pecado y la maldad
La sangre que en la cruenta cruz vertiera
Y el vituperio de la humanidad
Sufrió con humildad, llevó sin quejas
Sus labios no se abrieron por amar
Y siendo el amo eterno de la Tierra
Su complacencia estuvo en perdonar
Y qué será del mundo, qué será del pecador
Que vive cada día rechazando al Salvador
Pues Él brindó Su vida solamente por amor
Y despreciarle es condenación
Acepta Su perdón, rinde tu vida
Y paz eterna en Él recibirás
Su sangre cerrará la cruel herida
Que el mal te propiciara sin piedad
Y piensa que el amor con que Él muriera
Llevando la miseria de tu mal
Te librará al final de la condena
De la infernal y cruel eternidad