Ni Jung ni Lacan, mucho menos Marx tienen la respuesta a la pregunta final
Y al condicionar mi cuerpo a tu andar olvidé como se debe respirar
Pero aun así
Contra las leyes del cielo reposar tu cuerpo entero
En una nube que presencie nuestra locura, Eros nos cura
El cuerpo anhela al cuerpo ajeno, tu piel me habla en latín o griego
Poesía de mi vida, ambrosía prohibida
Contra el mandato divino añejar tu aroma en vino
En una nube que presencie nuestra locura, Eros nos cura
El cuerpo anhela al cuerpo ajeno, tu piel me habla en latin o griego
Poesía repetida, ambrosía prohibida