Conocí al caboclo Zé Carreiro hace mucho tiempo
No tenía amigos en el interior de Anhangazeiro
Caboclo sin religión, su Dios era el dinero
Todo el pueblo sin bendiciones al ver a Zé Carreiro
Un Viernes Santo cuando partió la procesión
Todo el pueblo lloró, Zé Carreiro incluso sonrió
El maligno era incrédulo y quería hacer un desafío
Metió el rebaño en el coche y continuó el viaje

Pero vino una tormenta, fue su perdición
Después de caminar dos leguas, el coche acabó en una zanja
La manada se estremeció ante el estruendo del trueno
Zé Carreiro blasfemó en medio de la oscuridad
Por ser un hombre malvado, un caboclo sin religión
Golpeó a los bueyes y los golpeó con un aguijón
Se quitó la garrucha y fotografió sus creaciones
Cuando un buey fue corneado y le arrancaron el corazón

Entonces la lluvia aumentó como un tifón
Un rayo atravesó el cielo y brilló en la oscuridad
Cuando la chispa cayó en el estrépito del trueno
Mató a todo el ganado, toda la zona se volvió gris
Hasta el día de hoy, los viajeros que pasan por ese camino
Ven una tumba antigua con una cruz abandonada
El viernes por la noche llega un alma perdida
Gimiendo en el hoyo y gritando al ganado